El calor puede hacer que a tu perro le cueste comer. Durante los meses de verano, es habitual que muchos perros reduzcan su apetito, coman más lento o incluso rechacen comidas que normalmente disfrutan. Si te preguntas: “¿por qué mi perro no quiere comer?”, o notas que a tu perro le cuesta comer en verano, no estás sola. Es un problema frecuente, especialmente en perros sensibles o con digestiones delicadas. Pero no siempre significa que algo vaya mal: el cuerpo se adapta a las altas temperaturas y, en muchos casos, necesita menos energía. Aun así, hay formas de ayudar.
Y hay perros que lo tienen muy claro. Te pongo el ejemplo de mi perra Bloom, una podenca gallega de 7 kilos que adoptamos en invierno. Durante los meses fríos, su cuerpo necesitaba mucha más energía para mantenerse caliente, y llegó a comer ¡480 gramos al día! Ahora en verano, en cambio, hemos reducido drásticamente su ración. ¿El motivo? Ella misma empezó a rechazar la comida. Se dejaba la mitad, y es que simplemente no la necesitaba. A día de hoy sigue en su peso, sana y feliz, pero comiendo mucho menos. Porque a veces, comer menos es justo lo que el cuerpo necesita.
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¿Por qué tu perro pierde el apetito cuando hace calor?
El verano no solo cambia nuestro ritmo de vida, también afecta al metabolismo y apetito de nuestros perros. Si ves que tu compi deja comida en el plato, no es por capricho. Hay varios factores que influyen directamente en su apetito:
Elevadas temperaturas: igual que a nosotras, el calor les quita las ganas de comer, especialmente si la comida es caliente o muy densa.
Texturas y olores: en verano, los perros pueden mostrarse más quisquillosos. Las texturas muy pastosas o los olores intensos pueden resultarles menos apetecibles.
Cambios en la rutina: los paseos más cortos, el cambio de horarios o el estrés por calor también afectan su relación con la comida.
👉 Importante: si deja de comer por más de 48 horas o notas síntomas digestivos, consulta con un profesional.
¿Qué puedes hacer si tu perro no quiere comer con calor?
Aquí tienes recursos y consejos prácticos:
- Ofrece comida a la sombra o en los momentos más frescos del día.
- Añade caldos fríos suaves: de pollo, pescado o hueso (desgrasados).
- Prueba con una sopa de moro fresquita .
- Ofrece gelatinas caseras.
- Cambia temporalmente a recetas más húmedas y digestibles.
- Usa alimentos de textura suave y temperatura ambiente (no del frigo directo).
Receta fresca de verano
Por todos los motivos que hemos visto antes —calor, menos apetito, texturas que no convencen…— puede venirte genial tener una alternativa que no requiera cocinar y que tu perro reciba con gusto. Por eso, y para que no salgas de aquí sin una idea concreta que puedas aplicar ya, te traigo una receta fresquita, rápida y muy práctica.
Ingredientes:
- 240 g de caballa en aceite de oliva virgen extra (escurrido)
- 33 g de almejas al natural
- 30 g de macedonia o menestra de verduras en conserva. Preferiblemente las que llevan espárrago blanco (ver en amazon)
Mezcla bien, sirve a temperatura ambiente o ligeramente fresca. ¡Les encanta!
Es perfecta para:
- Esos días en los que te has olvidado de descongelar.
- Cuando vuelves de vacaciones y aún no tienes preparado el pedido de tu perro.
- Si te vas de viaje y necesitas una opción de emergencia que se conserve bien.
- Si das pienso y quieres mejorar su alimentación con pequeños pasos.
Todos los ingredientes están en conserva, así que puedes tenerlos siempre a mano en tu despensa.
⚠️ No es una receta completa que puedas utilizar como plato único diario, recuerda que una buena alimentación empieza con la variedad de ingredientes.
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Cada receta está clasificada como caliente o fría —y no, no hablamos de la temperatura de servicio, sino del tipo de ingredientes que la hacen ideal para días de mucho calor o de mucho frío. Porque no es lo mismo un día de verano que una noche de invierno en el norte.
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