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Iluminación artificial, ruido constante, movimientos frenéticos, olores intensos y penetrantes… Vivimos en un mundo cada vez más desnaturalizado. Pasamos los días frente a pantallas y pisamos más asfalto que tierra, en un mundo dominado por las prisas y la inmediatez.
Situaciones que hemos normalizado de tanto repetirlas, olvidando el impacto que pueden tener en nuestro bienestar… Y en el de nuestros perros.
Ellos, que evolucionaron para explorar el mundo a través de sus sentidos, con una sensibilidad para percibir los estímulos externos a flor de piel, se enfrentan hoy a una realidad donde su naturaleza choca con las exigencias del día a día moderno. En este contexto, la desnaturalización no es solo un problema humano, sino una barrera para el bienestar emocional de nuestros compañeros caninos.
Exigencias de la vida moderna: Cuando tensamos tanto la cuerda, que amenaza con romperse.
Los perros llevan siglos conviviendo con nosotras, en gran parte, debido a su capacidad para adaptarse a nuestras costumbres y entornos. Han aprendido a interpretar nuestro lenguaje (verbal y no verbal), a cooperar y compartir con nosotras, a evitar el conflicto y, en definitiva, a integrarse en un mundo que hemos ido moldeado a nuestra medida.
Sin embargo, esa capacidad de adaptación tiene un límite. Al igual que una cuerda que se tensa demasiado, su resistencia tiene un punto crítico. La vida moderna, con sus ritmos acelerados, el ruido constante, la falta de contacto con la naturaleza y las exigencias de un entorno cada vez más artificial, ha generado un estrés constante en nuestros perros. Su mundo, antes equilibrado y natural, ahora está saturado de estímulos que desbordan sus capacidades de adaptación. La cuerda de su bienestar emocional comienza a tensarse, y cuando ya no puede más, se rompe, y es aquí cuando surgen los problemas emocionales y de comportamiento en nuestros perros.
Efectos de la desnaturalización en el bienestar y el comportamiento de los perros.
La desnaturalización de los perros, producto del entorno acelerado en el que vivimos, tiene efectos directos en su bienestar emocional y su comportamiento. Los perros, diseñados por naturaleza para explorar y vivir en un entorno más relajado y conectado con la naturaleza, hoy se enfrentan a un mundo de ruidos constantes, prisas y estímulos artificiales.
Entre los principales efectos de esta desnaturalización en los perros, encontramos:
- Pérdida de conductas naturales: En un entorno urbano, los perros a menudo pierden la oportunidad de realizar comportamientos instintivos que forman parte de su naturaleza. Acciones tan simples como olfatear, excavar, correr libremente o interactuar de manera social con otros perros pueden verse limitadas o incluso suprimidas debido a la falta de espacios adecuados y al ritmo acelerado de la vida moderna. Estos comportamientos son esenciales para el bienestar emocional y físico de los perros, ya que les permiten procesar información, liberar energía y sentirse conectados con su entorno.
- Estrés crónico: La exposición constante a estímulos como ruidos fuertes, tráfico y luces artificiales puede generar un nivel de estrés elevado. Este estrés no solo afecta su bienestar físico, sino que también tiene consecuencias emocionales, haciendo que los perros se vuelvan más ansiosos, reactivos, e incapaces de gestionarse emocionalmente.
- Problemas en la socialización: La falta de experiencias sociales de calidad, ya sea por el estado emocional de nuestro perro o del resto de perros, el número de perros, el entorno, el estado emocional de los tutores… Puede llevar a problemas de socialización. Cuando un perro no tiene oportunidades para interactuar de forma adecuada con otros perros o personas, puede desarrollar miedos, inseguridades o conductas agresivas, complicando aún más las interacciones futuras.
- Estimulación inadecuada: Otro de los problemas de la sociedad moderna, especialmente en entornos urbanos, es la estimulación inadecuada, donde por un lado tenemos un perro sobre estimulado a nivel sensitivo: ruidos, luces, movimiento… Mientras que por otro, carece de la estimulación natural que necesita. El exceso de estímulos artificiales y la falta de espacios donde pueda explorar, oler y moverse con libertad, genera un desequilibrio que puede afectar a su bienestar emocional.
- Falta de descanso, o descanso adecuado: El descanso de calidad es crucial para la regeneración física y emocional de nuestros perros. Si no pueden descansar adecuadamente debido a la falta de ambientes tranquilos o la sobrecarga de estímulos, su salud puede verse comprometida. El estrés constante, la exposición a ruidos fuertes, la falta de privacidad o de un espacio personal donde se sientan seguros, puede llevar a trastornos del sueño, ansiedad y problemas de comportamiento. Además, el no poder descansar lo suficiente también afecta su capacidad para procesar las experiencias emocionales del día, lo que empeora su bienestar general.
- Problemas de comportamiento: Todo esto puede llevar a comportamientos perjudiciales para nuestros perros: comportamientos destructivos, ladridos excesivos, comportamientos reactivos y/o agresivos, ansiedad o incluso comportamientos autolesivos. Los perros también pueden desarrollar fobias a ciertos ruidos, como los truenos o fuegos artificiales, con mayor facilidad si sus niveles de estrés están más altos.
Es esencial reconocer cómo esta desnaturalización afecta el equilibrio emocional de nuestros perros y tomar medidas para ofrecerles un entorno más acorde con sus necesidades, equilibrando las exigencias de la vida moderna con momentos de descanso, estimulación y conexión real con la naturaleza.
Más allá del bienestar emocional…
El estrés y la desnaturalización de la vida actual no solo afecta al bienestar emocional de nuestros perros, también al físico. Una vida estresante, cargada de estímulos, falta de ejercicio adecuado y ausencia de momentos de calma, tiene consecuencias directas en su salud física. El estrés crónico conlleva un aumento desmedido de los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que afecta negativamente a su metabolismo, generando desde alteraciones en el sistema inmunológico, que los hace más susceptibles a enfermedades, hasta trastornos gastrointestinales o de la piel.
Esto se ve aún más potenciado si tenemos en cuenta el estrés fisiológico al que también están sometidos nuestros animales, debido a una alimentación inadecuada (hablaremos específicamente de ello en mi blog más adelante), la tendencia a abusar de químicos en el área veterinaria (sobre-vacunación, desparasitación, antibióticos…), la exposición a agentes ambientales dañinos como los contaminantes del aire o el abuso de cosméticos y otros productos químicos.
Estos dos aspectos no solo están estrechamente interrelacionados, sino que se retroalimentan mutuamente, elevando exponencialmente los efectos negativos sobre la salud física y emocional y afectando a su calidad de vida y capacidad para adaptarse al entorno.
Ya pero… ¿Y qué trufas (o narices) puedo hacer yo?
“Sí, sí, Annabel. Todo esto lo entiendo, pero… ¿qué trufas puedo hacer yo? ¿Me voy a vivir al Tíbet para que mi perro esté bien?”
Entiendo que el panorama puede parecer desalentador ahora mismo, pero créeme, no necesitas hacer cambios drásticos ni regresar al pasado para que tu perro recuperes su esencia. Pequeños gestos en nuestro día a día pueden marcar una gran diferencia de cara a su bienestar (y el tuyo):
- Tiempo de calidad: Intenta dedicar un momento al día para vosotras, de autocuidado y relación. Un paseo sin prisas, un juego que disfrutéis, o simplemente pasar un rato juntas en calma en el sofá. Cualquier cosa que os haga conectar y en la que estéis presentes, sin distracciones. Fuera el móvil.
- Respeta sus ritmos: a menudo nos quejamos de que nuestros perros van acelerados, sin embargo, pocas veces nos damos cuenta de que somos nosotras las primeras en fomentar esto. Deja que tu perro avance a su ritmo: párate cuando decida pararse a oler o investigar algo, permite que explore y experimente siempre que no haya riesgo, y no le metas prisa cuando se cruce con otro perro o persona para que vaya a saludar.
- Déjale hacer cosas de perros: A veces los intereses y las aficiones de nuestros perros no coinciden con las nuestras: revolcarse en cosas, cavar hoyos, oler pises… Son cosas que nos pueden resultarnos desagradables, pero que para ellos tienen un significado importante. Evidentemente, todas tenemos nuestros límites, mis perros son los primeros que si se revuelcan en cosas apestosas, saben que al entrar en casa van directos a la ducha, y no hay discusión en esto; pero trata en la medida de lo posible de entender y respetar su naturaleza canina.
- Contacto con la naturaleza: Realiza paseos por entornos naturales siempre que sea posible. Cambia el asfalto por la tierra, los edificios por árboles, y el ruido de los coches por el silbido del viento. Y permite a tu perro oler, explorar y moverse más libremente.
- Promueve un buen descanso: Haz lo posible por crear un entorno en casa que le ofrezca momentos de calma que le permitan un descanso adecuado. Si vives en un espacio ruidoso o con muchas distracciones, intenta crear espacios para el que fomenten esto.
- Limita las exigencias: las exigencias constantes son una fuente de estrés para nuestros perros. Así que antes de pedirle que haga (o no haga) algo, plantéate por qué lo haces: ¿es realmente necesario? ¿supone algún peligro para él? ¿traspasa algún límite personal para ti? . Como dijimos antes, los límites deben existir en cualquier convivencia, pero no olvidemos que convivimos con una especie distinta con sus propias necesidades; así que tratemos de respetarlas lo máximo posible.
- Ofrece a tu perro una alimentación variada y adecuada a su especie y necesidades individuales: y como lo prometido es deuda, si quieres profundizar en este punto, te recomiendo encarecidamente que vayas a mi blog a leer el artículo que Neus ha preparado sobre la desnaturalización en la alimentación de los perros. Eso sí, acaba antes de leer esto, que solo nos quedan una líneas.
- Utiliza productos lo más naturales posibles: en la limpieza del hogar, en los productos cosméticos… Busca productos que afecten lo menos posible a nuestros perros. Recuerda que los perros tienen un sentido del olfato infinitamente más desarrollado que el nuestro, en concreto, se estima que entre 10.000 y 100.000 veces más desarrollado; así que lo que para ti puede ser una elegante fragancia a limón en el limpiasuelos, para ellos puede ser una bofetada olfativa. ¡Cuidado!
- No abusemos de los fármacos: este no es mi campo, así que no ahondaré mucho en ello, sin embargo, tengo la firme convicción de que en la sociedad actual tendemos cada vez más a abusar de los fármacos y medicamentos sin cuestionarnos sus efectos a largo plazo, tanto en nuestros animales como en nosotras mismas; así que un consejito: sin demonizar la medicina, busca siempre que puedas terapias lo menos invasivas posibles.
Un mensajito final: aprende de tu perro.
Nuestros perros son expertos en vivir el momento, en encontrar alegría en las pequeñas cosas. Quizás el mayor regalo que podemos ofrecerles no es intentar reconstruir un pasado idealizado, sino hacer del presente un lugar más habitable para ambos. Entender cómo la desnaturalización afecta a su bienestar emocional es el primer paso para acompañarlos de una manera más consciente, desde el respeto y el amor por lo que realmente necesitan.
Ellos, sin duda, sabrán agradecérnoslo con la alegría sencilla que siempre nos ofrecen.
Ahora sí que sí, MIL GRACIAS Neus, por abrirme tu casa virtual y dejarme un huequito en este blog tan perro.
Y al resto, no os olvidéis de pasaros por la casa BE KIND para seguir la historia y descubrir cómo una alimentación cada vez más desnaturalizada y procesada puede afectar al bienestar y la salud de nuestros compañeros caninos. Leer Desnaturalización en los perros: alimentación natural vs pienso
Si quieres saber más sobre Annabel puedes visitar su perfil en:
Resumen del artículo La desnaturalización en los perros: cómo la sociedad moderna afecta al bienestar de nuestros perros.